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miércoles, 2 de mayo de 2012

La salud dental en tu perro es vital.

Día a día son más frecuentes las consultas por patologías dentales de las mascotas. Si bien no hay cifras claras, se estima que el crecimiento ha sido del 100%. Si antes realizábamos dos limpiezas dentales al mes, en la actualidad se hacen unas cuatro a la semana, grafica la médico veterinario del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de Chile, doctora Sonia Madrid.
Es que ya ni siquiera se trata de un asunto cosmetológico o de mal aliento, sino que de precaución, pues las infecciones bacterianas de los animales se transmiten al ser humano. Y éste, a la vez, también puede contagiar al animal.

La mayoría de los perros presenta problemas odontológicos, aunque depende mucho de las razas. Por ejemplo, las variedades más pequeñas suelen retener sus dientes de leche, lo que les causa una mala oclusión y una mayor superficie de adherencia de bacterias.
Asimismo, tienden a sufrir más de enfermedades periodontales, lo que se traduce en sarro dental, gingivitis, placa bacteriana. Esto se explica, en parte, por su predisposición racial y porque se les alimenta con alimentos caseros, dejándoles más residuos en la boca.

Este foco de infección, sin embargo, es controlable y prevenible. Si desde cachorro se les acostumbra al cepillado dental unas tres veces por semana, se retarda la aparición de la placa bacteriana. La mejor técnica es con cepillos dentales largos o dedales especiales y pasta de uso veterinario, ya que la de humanos les causa gastritis. La limpieza de los dientes también puede facilitarse con juguetes de cartílago, otros con forma de nudos y alimentos especiales.
Cuando el daño ya está hecho, hay que efectuar un tratamiento con antibióticos según sea el caso, además de una limpieza profesional con anestesia general y un equipamiento adecuado. Ésta debería realizarse una vez al año incluso a los canes sanos.

La enfermedad periodontal puede producir una bacteremia, que se sospecha podría generar artritis, insuficiencias renales y (aunque no está comprobado científicamente) endocarditis valvular. Sin olvidarse del dolor que les causa la infección y la molestia que implica perder piezas dentarias.

Las razas más grandes también tienen problemas de encías, aunque son más proclives a sufrir traumas, por el hábito de mascar piedras, huesos, palos. Una masticada fuerte puede originar, por ejemplo, un mal frecuente conocido como fístula del cuarto premolar. Se inflama la pulpa y se produce necrosis (muerte de la pulpa). Eso provoca un absceso en la cara debajo del ojo, que se caracteriza por el aumento de volumen con una secreción serosa o purulenta, expresa la doctora. La solución pasa por un tratamiento de conducto o por la extracción de la pieza.
Resulta, por lo tanto, más económico y saludable preocuparse por una correcta higiene bucal del can, así como evitar que masque objetos duros.

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